En diciembre de este año, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) cumple cuarenta años desde su establecimiento en Chile. La decisión de implementarlo no fue un hecho espontáneo que nació en la primera mitad de la década de los setenta; muy por el contrario, su origen es el resultado de un largo proceso evolutivo iniciado en 1920, en el cual intervinieron agentes económicos, culturales y sociales, tanto externos como internos. Todos ellos fueron estructurando un sistema tributario que, durante gran parte de su historia, privilegió aspectos recaudatorios por sobre otras consideraciones más fundamentales o principios básicos de amplia aceptación para un sistema impositivo, como son la simplicidad, eficiencia y equidad, hasta llegar a nuestra actual legislación.
A diferencia de otros impuestos, el Impuesto al Valor Agregado, no ha sufrido (desde su publicación en el año 1974) grandes cambios. Los principales o más significativos, se efectuaron en el año 1976, con la integración de los servicios al sistema del impuesto al valor agregado y la eliminación de la larga lista de exenciones; entre otras, a los bienes de los sectores primarios como agricultura, ganadería, caza, pesca y minería, y personales. En el año 1987 ocurre una nueva gran modificación, al integrarse a este sistema, la actividad de la construcción mediante la publicación de la Ley Nº18.630.
Escalona Caba, E. (2014). Historia de los impuestos al consumo en Chile desde 1920 y al valor agregado. Revista De Estudios Tributarios, (10), pág. 9–49. Recuperado a partir de https://pedagogiaderecho.uchile.cl/index.php/RET/article/view/40765